El Capitán de la 12ª División y Presidente del Departamento de Investigación y Desarrollo, Mayuri Kurotsuchi, se encuentra en un enorme laboratorio, hasta que su trabajo parece llegar a su fin, al aparecer un objeto de brillo amarillo dorado y con forma de frasco a partir de una extraña estructura con aspecto de flor. Mayuri está en extremo complacido hasta que, de inmediato, siente la presencia de un intruso. No obstante, antes de que puede siquiera reaccionar, lo que parece ser una guadaña rasga el aire y le atraviesa el cuello, aunque misteriosamente no le inflige ningún tipo de daño a su cuerpo. Aunque Mayuri se recupera con rapidez, sorprendentemente no reconoce su propio laboratorio ni a su "hija" y lugarteniente, Nemu, que trata de contenerle antes de que, totalmente fuera de sí, comience a destruir todo lo que se encuentra a su paso. En medio del creciente caos, el misterioso atacante recoge el pequeño frasco y con él activa un mecanismo en el panel de control del laboratorio que asusta más aún al desorientado Mayuri y provoca que libere su Zanpakutō, Ashisogi Jizō.
A la vez que un descontrolado Mayuri
arremete contra todo aquél que trata de acercársele, del laboratorio
surgen partículas espirituales de alta densidad condensadas en forma de
gigantescas serpientes de color blanco y apariencia líquida viscosa, que
comienzan a extenderse por todo el Seireitei. La alarma avisa a todos los Shinigamis, y algunos de ellos se preparan para la evacuación mientras que otros, como Tetsuzaemon Iba,
tratan de luchar con las extrañas serpientes hasta que son totalmente
cubiertos por ellas. En el interior del laboratorio, ninguno de los
científicos logra hacer entrar en razón al desquiciado Mayuri, y Kenpachi Zaraki,
el Capitán de la 11ª División, comienza a luchar con él, al pensar que
ha perdido la poca cordura que le quedaba. Mayuri libera su bankai,
que arremete contra Kenpachi y, juntos, salen al exterior, donde acaban
siendo también alcanzados por las corrientes con forma de serpiente.
Desde lejos, los altos mandos del Gotei 13 contemplan asombrados cómo las serpientes se expanden sin control ni obstáculo que pueda detenerlas.
Desde la distancia, Rukia
contempla todo aquello y decide dirigirse hacia allí, pero es detenida
por una voz femenina. Quien la ha llamado es una extraña chica rubia con
un mechón rojo y ojos verdes, que aparece frente a ella, flotando en el
aire y vestida de harapos. Con una sonrisa, le anuncia que va a borrar
la existencia de Rukia y, seguidamente, aparece a espaldas de la Shinigami la misma persona que atacó con anterioridad a Mayuri
en el laboratorio, un chico moreno y armado con una guadaña que también
atraviesa a Rukia sin hacerle ninguna herida. Mientras la marea blanca
parece haberse estabilizado y un gran número de partículas espirituales
flotan en el aire, los dos extraños personajes se burlan de la debilidad
del Seireitei, llevando junto a ellos a una Rukia que luce unos ojos sin expresión alguna.
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